Bucea por KukupaPunda Productions

miércoles, 30 de septiembre de 2015

Sonetos de Otoño: La mirada de Heliogábalo.




Bajo el idéntico manto de pesantez, como si el ocre fuese mi enemigo;
antes idílico y placentero, el tiempo es verdugo, soberano ante lo eterno.
Sigo en el viaje, ya fatigado, a caballo, entre el Olimpo y el Averno.
Mas todo son linderos, tan sólo hallé cerrojos, tan sólo abrí postigos.

Ante las termas me encuentro, sobre mi lecho. Con la sonrisa en potencia.
Dime tú, hijo de Baco. Con tu balandrán en vino, dime el camino para el letargo
si pesan más las piedras que los harapos, si ando por los senderos o por lo largo.
No entiendo nada de letras, poco de cuentas, sólo sus ojos que son mi ciencia.

Enciendo llamas de primavera en un paisaje de cima y hierro. Y no lo creo;
no creo en la diligencia con la que pena el reo, ni en lo blanco, ni en lo negro.
Tampoco creo en falacias de boca de un descuidado, si creo en el miedo;
pero son tus finas líneas, como apolíneas y son tus manos todo mi Credo.

Por eso dime, insísteme en verso. Si mi camino es correcto o en vano elegí.
Dime si ya he caído o la roca fue un invento. Dímelo tú, señor, antesala del invierno;
que la sonrisa esbozada no fue un mero contratiempo, litros de amor a cientos.
Todo lo andado y desde cero. Gracias al viento por el impulso, gracias a ti.

Versos son como besos y no muchos son sinceros. Los versos no se regalan;
ni los labios; ni los dedos, entregados a esculpir la piel de quien te cautivó.
Con la destreza de los que oran, con la sapiencia de quien erró.
Y no hay trampa, ni hay cartón. Mira mis ojos, cuando la veo, ellos me avalan.

Por eso busco el consejo, la eterna inspiración, la santa virtud de no herir;
la dulce explosión del amor cuando no se ve venir, la sabia noción;
de vivir sin llorar o llorar al sentir, porque de aquí nació la pasión.
Como florecen mis verbos, mis huesos y pienso, que sólo pienso en Abril.

Este es el primer soneto de Otoño. Escrito en el último día de Septiembre tras unos meses que nunca olvidaré y que sólo me instigan a seguir escribiendo, a seguir pensando, a seguir queriendo con esta intensidad.
Kukupa Punda ha vuelto, esto es un hecho. Y no olvidemos que aquí hemos venido a sentir. Espero que todos vosotros, lectores, acojáis estos versos con las ganas que han salido de lo más profundo de mi alma. Amén.

-Sergio Robledo, "Serdrës"





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